“Esto ya es un hecho político”
La pieza se descubrirá mañana, en el IUNA, donde también se realizarán espectáculos artísticos. “Con actos como éste, muchos jóvenes van entendiendo que acá algo ha pasado”, dice Víctor Bruno.
Por Hilda Cabrera
En memoria de los actores desaparecidos durante la última dictadura militar, la Secretaría de Asuntos Estudiantiles y el Decanato del Departamento de Artes Dramáticas del IUNA convocan a la inauguración de una escultura-homenaje que se descubrirá mañana a las 18, en French 3614. En diálogo con Página/12, el decano y director de esa unidad académica del Instituto Universitario del Arte, Víctor Bruno, actor y docente de importante trayectoria, patriarca del teatro en opinión de sus colegas, se refiere a este finalmente concretado proyecto, que nació dos años atrás, cuando le fuera sugerido por Julián Limeres, del Centro de Estudiantes, hoy en otras manos. “Estuve de acuerdo, porque en nuestro país no existe nada parecido a esto que nos planteamos. Cuando acompañé a Onofre Lovero (actor y director, hoy al frente de Proteatro) en una de sus últimas gestiones en la Asociación Argentina de Actores, colocamos fotos de actores desaparecidos junto con su currículum en el hall del edificio –cuenta Bruno–. También entonces realizamos un acto, pero no para dar alimento al resentimiento sino para rescatar el valor de la memoria. Lamentablemente, las fotografías no quedaron allí.”
Desde aquella experiencia no surgió otra que pudiera conformarlo como esta que se llevará a cabo en el IUNA. Designado decano en el 2001, Bruno decidió que lo más conveniente era la instalación de una escultura. Un recuerdo nada volátil, como el de las fotografías, sobre todo si la obra está hecha de materiales sólidos, como la que se descubrirá simbólicamente mañana. “Comenzamos por ponerle el nombre de Federico Hugo González a una sala. Fue el único desaparecido graduado de la escuela”, señala. Los datos fueron surgiendo de una investigación hecha por los alumnos sobre la represión ejercida en el teatro durante los años ‘70, básicamente. De este trabajo se tomaron algunos nombres y sus historias, como las de los actores desaparecidos Diego Botto (cuyo hijo es Juan Diego Botto, quien se distinguió por su interpretación en la película Martín Hache, de Adolfo Aristarain), Rubén Bravo, Mirta Britos, Luis Conti, Polo Cortez, Fabio Goldryng, Federico Hugo González, Raquel Herrera, Raúl Prieto, Jorge Romero, Paul Rouget, Silvia Shelby y Osvaldo Zuin.
En cuanto a la escultura, se la imaginó de entrada “inamovible”: “El marco debía ser el edificio, y ahí debía quedar. Organizamos un concurso limitado a los alumnos del Departamento de Artes Plásticas Prilidiano Pueyrredón del IUNA. La respuesta fue la presentación de 32 proyectos. De éstos se eligieron cinco, hasta que finalmente se optó por uno, el presentado por Mariana Gabor”, subraya Bruno. El decano aclara que la totalidad de los proyectos fue exhibida en el hall del edificio de la calle French, y que de la votación participó “toda la comunidad, desde la señora que se encarga de la limpieza hasta el docente más ecuménico”.
Llevar a cabo la escultura demandaba dinero, “que no tenían”, pero recibieron el apoyo de algunas organizaciones: Asociación Argentina de Actores, el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, la Asociación Argentina de Intérpretes, Argentores, el Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina, Villegas Bros y Todo Obra. Además de esa pieza escultórica de cemento y estructura de hierro, se instalaron placas con los nombres de cada uno de los desaparecidos sobre los que se realizó la investigación. Estas fueron colocadas a lo largo de la escalinata del edificio. “Le pedimos también a Tato Pavlovsky que nos escribiera un texto (ver recuadro). La placa está a la entrada, en el piso. Todo el que pase por ahí tendrá que verla y preguntar, si es que no sabe.” Según el decano, muchos de los jóvenes que concurren al IUNA no saben demasiado sobre lo ocurrido durante la última dictadura militar: “Con actos como éste, van entendiendo que acá algo ha pasado”, asegura.
“Este homenaje significa recordar el pasado y vivir con amplitud el presente, lo que a su vez nos permite proyectar mejor el futuro –sostiene–. Que uno haya compartido o no las ideas de cada uno de los desaparecidos no es un asunto que esté en juego en este acto. Nosotros nos estamos refiriendo acá al terrorismo de Estado. Por eso propusimos un espectáculo artístico. Esto no va a ser un réquiem sino un canto a la vida”, destaca. Participan grupos de teatro callejero, como La Runfla, Caracú y Culebrón Timbal, y la banda de rock Pompiwon. El espectáculo se desarrollará en la calle, frente al edificio.
En principio, los organizadores invitaron a los actores egresados y a organizaciones de derechos humanos, escuelas e instituciones de arte, a intelectuales, asambleas populares y a la gente del barrio: “No cursamos invitaciones a partidos políticos, porque no queremos que fagociten nuestro trabajo –subraya Bruno–. La inauguración de la escultura, la exhibición de la obra teatral y las pocas palabras que vamos a pronunciar algunos de nosotros (hablarán el hijo del desaparecido actor marplatense Gregorio Nachman, el actor Oscar Ferrigno, que fuera secretario de la Asociación Argentina de Actores, y el mismo Bruno) constituyen un hecho político que va más allá de los partidos”.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/espectaculos/6-22004-2003-06-29.html