Mariana Gabor

Mariana Gabor Artista Plástico

Entrevista Revista Correo del Arte: CREER en nuestros artistas

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Leyendo un diario viejo encontré unas líneas que me dejaron pensando. Busqué papel y lápiz y anoté el párrafo que más me movilizó (anotar en un cuadernito es una vieja costumbre que espero no perder y se las recomiendo): “en un mundo sin utopías, en el cual el sistema económico-social, la democracia liberal, la sociedad de mercado y el capitalismo aparecen como algo natural, finalmente no se puede sino actuar como parte de ese mecanismo. Hoy falta una visión utópica que los intelectuales tenían a lo largo del SXX”, esto respondía el historiador Enzo Traversa en una entrevista para La Nación.

Entonces, me pregunté, si los intelectuales no generan utopías… ¿quién podrá ayudarnos? (no, el chapulín colorado no va a poder en este caso). Para eso están los artistas, pensé. El arte, por definición debería ser el motor que movilice lo estancado, que cuestione lo establecido y que genere y regenere significados enraizados ¿o no?

Por pura subjetividad, por haber transitado algunos caminos del arte y encontrar allí sensaciones altamente significativas, creo que las producciones artísticas que tienen un motivo (además de un tema) son las que “sacuden” (permítanme la expresión) y las que crean olas expansivas a su alrededor. Claro, no soy yo una fuente autorizada profundizar demasiado en el tema, pero sí una apasionada de las preguntas con variadas respuestas. Así que, cuaderno en mano –otra vez- me dispuse a conversar con varios referentes, a los cuales les pregunté: “¿Por qué motivos debería un artista alzar su voz?”.

Fotografía: Martina Mordau
A Mariana Gabor, artista joven argentina, tuve el placer de conocerla hace años, cuando me abrió la puerta de su casa-taller, un verdadero mundo paralelo donde se respira una vida alternativa, llena de motivos que le dan vida a sus obras (la mayoría de ellas, plagadas de mujeres fuertes y apasionadas, muchas otras de paisajes que trascienden la tela para atraparnos la mirada). “Cada artista tiene su razón personal. No se puede colectivizar. Está el arte político, el arte que expresa una visión personal del mundo, el arte autobiográfico y muchas otras miradas. Tantas como la cantidad de búsquedas que emprende un artista, porque cada uno alza su voz desde un lugar muy personal”, dice sin titubear y luego hace una pausa, piensa, y agrega “si producís arte es porque creés en algo o tenés un sentido. Se trata de profundizar. Creo que todo artista quiere comunicar para que su obra genere, en algún punto, identificación, mover algo internamente. También para transformar, para reflexionar, para ser una persona más pensante y para sensibilizar”.

Cuando le pregunto por ella en particular, me responde que “a mí me interesa comunicar una experiencia en la que la gente se pueda reflejar. Siempre trabajé con el tema de la mujer y el cuerpo. En algún momento también he tocado el tema de los desaparecidos porque me tocó vivirlo en lo personal y familiar. Y actualmente estoy con el tema de la trata de mujeres, investigando sobre el tema y preparando un proyecto. Además, estoy exponiendo en una muestra colectiva con varios artistas, llamada ‘Imagen y palabra’ en el Congreso de la Nación. Pero siempre para mí lo político es poético. Mi voz tiene un lineamiento político pero no directo. Nunca demasiado literal”.

A Mirta Narosky, artista de familia de artistas, con sobrada trayectoria y profundo conocimiento del sector, la conocerán seguro no sólo por su obra, sino por su fuerte impronta y sus polémicas palabras (además, claro, de su sombrerito, sello característico). Hace poco la escuché en una entrevista en radio y recordé la pasión que ella transmite en persona: “Cuando tenía 15 años yo creía que nosotros nunca íbamos a copiar modelos frivolizados y mercantilizados como los de EEUU. Sin embargo, somos actualmente muy vulnerables e influenciables a los modelos económicos que responden a intereses que no tienen nada que ver con lo humano. Muy pocas personas hacen resistencia, porque es costoso”. Contundente, ¿verdad?

Cuando le pregunté por los motivos o razones por los cuales ella “alza su voz”, la respuesta fue también tajante: “yo creo que hay muchos pintores y pocos artistas. Y no hablo de calidad sino de un compromiso por la vida. El pintor tiene el oficio pero muy frecuentemente es funcional al sistema. Por eso, hoy en día tenemos tanto arte frívolo y superficial, y espacios donde se ningunean a los artistas. El arte es un camino y Artista es una palabra que habla de un ser humano que tiene inquietudes y que hace algo para modificar la sociedad en la que vive, porque tiene una mirada distinta, porque genera ruptura. Es una cuestión de actitud de oposición frente al sistema, de cuestionamiento desde afuera de sistema para poder sumar siempre una mirada distinta”.

¿Te quedaste sin aire? ¡Esperá! Todavía te falta leer la respuesta de Pedro Gaeta, un gran artista de larguísima trayectoria, presidente de la sociedad argentina de artistas plásticos, con el cual pude conversar un ratito y comprobar que comparte con Mirta Narosky no sólo su formación en Bellas artes sino su concepción de esta división entre pintores vs artistas: “El artista va más allá del pintor. Pintor es el que pinta. Ahora, el artista es el creativo, el que de la nada saca un tema. El arte tiene una función social, como la tiene toda persona en cualquier lugar en donde vive”.

Y hablando de temas y motivos ¿cuáles son los suyos, Pedro?: “en mi caso particular el tema siempre fue el hombre: la motivación sobre mi experiencia, mi práctica de vida y un poco lo que veo que le pasa a los otros. Mi mecanismo de trabajo es una propuesta humana y también de un compromiso político. Vivimos en una sociedad en la que suceden cosas y tenemos que tomar partido”.

Por cierto, cuando hacemos preguntas abiertas de este tipo, las respuestas nos generan más preguntas. Y eso es lo interesante, que podamos compartir un mundo de significados colectivos y extrapolarlos, desmenuzarlos y saborearlos con tiempo, como a cada palabra que forma parte del poema que más nos gusta. Que podamos mirar a futuro e imaginar. Romper la quietud y el inmediatismo, plantarnos firmes sobre la ironía de una sociedad que vive en la aceleración constante y, sin embargo, sin motivos claros, sin horizontes.

 

Fuente: http://revistacorreodelarte.blogspot.com.ar/2014/11/creer-en-nuestros-artistas.html

 

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